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Cuenta la leyenda que, durante la ley seca de los años 20 en Chicago en los que la venta, transporte y fabricación de cualquier bebida alcohólica estaba prohibida, surgieron mafias que traficaban con bebidas espirituosas. Entre ellas, especialmente con el whisky. Sin embargo, este era siempre detectado en las fronteras ya que los perros policías estaban adiestrados para detectar su aroma.
Para enmascarar su olor, comienzan a ocultarlo entre canela y chilli y así, en algún momento de la historia, alguien juntó directamente el destilado con estos ingredientes, dando lugar al licor de whisky.
El licor de whisky se trata de una combinación de esta bebida con un agregado: aromas, especias, saborizantes… Es decir, se obtiene tras la destilación de la malta, y la fermentación de cereales, tales como el trigo, la cebada, centeno y maíz. Tras finalizar este proceso se deja responsar la mezcla en barricas de roble blanco por un mínimo de un año, para que el licor tome forma y los sabores se fusionen.
El licor de whisky posee una graduación alcohólica de entre 40º y 60º grados, lo cual, hace de él un licor bastante fuerte. Se trata, además, del uno de los licores más comercializados mundialmente. Esto se debe principalmente al impacto que este tiene sobre el nivel mediático del estatus. Tanto en películas como en series el licor de whisky es representado como una bebida que implica poder, estatus, dominio y sobriedad.
El licor de whisky se trata de una bebida con historia, que comenzó a producirse a un costo demasiado alto, con lo cual solo las personas de clase alta podían permitírselo. Pero, que ha evolucionado, para volverse más accesible a todos los bolsillos. Una bebida ideal para pasar una tarde entre amigos, o para alguna celebración imprevista.
