Ron

«Un tipo de ron para cada persona»

El origen del ron lo encontramos en la época árabe de Granada, en el siglo XI, con la llegada de la caña de azúcar desde la India. El ron surge de la melaza de la caña de azúcar y es por ello por lo que es la única bebida que mezcla armónicamente sus notas dulces, amargas y cítricas. Lo amargo se lo proporciona la madera y lo cítrico surge en el proceso de elaboración.

Podemos distinguir tres tipos de ron: blanco, dorado y añejo. El primero es el más seco, claro y ligero, incoloro gracias a su corto envejecimiento y con el sabor más neutro, lo que lo hace ideal para crear cócteles. El dorado tiene un envejecimiento más duradero que el anterior, lo que da lugar a su característico color y posee un sabor más intenso. El añejo destaca por la dulzura de su aroma y por ser el ron de más cuerpo, con un potente sabor.

El proceso del ron se inicia con la fermentación de la caña, que posteriormente se destilará para obtener un jugo más puro. Una vez que el líquido está limpio, se añeja, que es el momento en el que se empiezan a producir los distintos tipos de ron. En este último proceso, el añejamiento, cobra especial importancia el tipo y la calidad de los barriles, pues será la madera la que le dé al ron parte de su personalidad, aquella con la que ha conquistado numerosos paladares en el mundo.

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