Aguardientes

“El legendario brebaje por excelencia”

El aguardiente es una bebida alcohólica destilada de un fermentado alcohólico, para cuya elaboración se emplea una gran variedad de sustancias agrícolas cuyo zumo fermentado se utiliza para su extracción, como frutas, cereales, hortalizas o granos.

Siendo su componente y actor principal, el etanol, el cual se se consigue a través de multitud de plantas ricas en sacarosa.

El término en sí, podría hacer referencia a cualquier bebida alcohólica obtenida a través del proceso de destilación, sin embargo, se suele aplicar a aquellas que poseen entre 30 y 59 grados de volumen de alcohol.

El arte de la destilación irrumpe en Occidente de mano de la cultura árabe medieval a través de nuestro país, España. Por ejemplo, la alquitara o el alambique, aparatos usados para el proceso de destilar, son palabras de origen y procedencia árabe.

Además, si algo caracteriza a esta bebida es su versatilidad. Puedes consumirla tanto sola y sin enfriar, como hacerlo en un vaso helado o con unas piedritas de hielo. Lo más habitual es consumirlo con café o tras la comida, ya que ayuda a la digestión. O, combinarlo en forma de cóctel. Todo dependerá del tipo de aguardiente que elijas.

Como particularidad de esta bebida alcohólica, destaca el que puede tomar diversas denominaciones, dependiendo de la materia prima de su procedencia. En primer lugar, encontraríamos el aguardiente de caña llamado ron, fermentado con caña de azúcar, mientras que el whisky proviene de cereales.

Por otro lado, el brandy, que proviene de las uvas y el tequila elaborado a partir de agave azul tequilero. Y, sin embargo, existen aguardientes sin nombre específico, como ocurre con el de sidra o el de palma.

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